Fuera de haber leído un poco sobre la influencia otomana y saber unas cuantas cosas sobre la dictadura de Hoxha, nuestro conocimiento sobre Albania era muy limitado. La verdad es que su historia no se enseña en las aulas de América del Sur, y cuando por alguna razón se menciona al país en una clase de historia, generalmente se hace para referir algún hecho anecdótico. Por lo que, cuando comenzamos a acercarnos al país – literalmente, puesto que viajamos a dedo – nuestra curiosidad comenzó a aumentar. ¿Cómo sonará la lengua albanesa? ¿Cómo será su arquitectura? Sus montañas? Su gente?
Por el hecho de llegar a mediados de septiembre – mes en donde se inician las lluvias - decidimos dejar la zona montañosa del norte para otra ocasión y concentrarnos en visitar el sur. Luego de estar allí por un mes, y tras haber recorrido casi 30 países, podemos decir que Albania se ha convertido en una de las naciones que más disfrutamos visitar.
Cuáles son las razones que han hecho de Albania uno de nuestros lugares favoritos?
Patrimonio histórico.
Al estar localizado en los Balcanes, la encrucijada más importante de Europa, Albania posee una riquísima herencia dejada por todos los pueblos que han pasado por lo que hoy es su territorio. Griegos, romanos, bizantinos, otomanos y los propios albaneses han construido y delineado lo que hoy constituye la Albania moderna.
La Grecia Antigua aún permanece visible, entre otras, gracias a las ruinas de Apollonia; Butrinto, la principal joya arqueológica del país, es un testimonio de la presencia de griegos, bizantinos y hasta de los venecianos; el legado otomano se deja ver de una manera muy auténtica en Berat y Gjirokaster -declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008 y 2005 respectivamente; mientras que la historia medieval y moderna de Albania se puede leer en cada rincón del país, gravitando de forma especial la vida y obra de Skanderberg – el padre de la patria - en Kruje y los desvaríos paranoicos de Enver Hoxha, el dictador comunista, encarnados en los miles de búnkeres desplegados por todo lo largo y ancho del país.
Las playas del sur
Si bien para nosotros la playa no es el factor determinante a la hora de buscar un destino, sí es agradable de vez en cuando darse un chapuzón en el mar y disfrutar de la inefable calma que provoca. Balnearios como Vlore, Himare, Saranda y Ksamil nos brindaron el descanso y el relajo que anhelábamos ya por mucho tiempo. El color y la temperatura de sus aguas, propias del Mediterráneo, invitan a quedarse allí por tiempo indefinido, contando además con la satisfacción de gastar tal vez la mitad o menos del dinero que hubiésemos gastado de haber elegido otro destino de similares características.
El mejor autostop de Europa
En Albania no gastamos un centavo en transporte. Esto es un hecho. Desde que un albanés nos cogió en Pritzren (Kosovo) y nos dejó en Kukes, al otro lado de la frontera, no volvimos a tomar otro transporte pagado. Fue fantástico ver que nunca necesitamos más de treinta minutos para recibir un aventón y poder hablar con gente muy diversa. Desde un policía que nos contó su experiencia como árbitro de boxeo hasta un joven que alegremente nos habló de su esposa católica, siendo él musulmán. Y por supuesto, nunca faltó el café e inclusive las cervezas a bordo. La práctica del autostop está muy extendida en Albania y para nosotros fue la mejor manera de adentrarnos en la cultura local.
Acampe libre
Grata fue nuestra sorpresa al conocer lo fácil y sencillo que es acampar en Albania. Este país es uno de los pocos en Europa cuyas leyes para la acampada libre son ampliamente permisivas, pudiendo instalar tiendas de campaña prácticamente en cualquier parte. Aunque lo mejor es que, fuera de esta tolerancia legal, la misma gente suele ayudar al mochilero ávido de encontrar los mejores lugares para poner su tienda.
En nuestro caso, pudimos pasar la noche de forma libre y gratuita en el complejo arqueológico de Apollonia, la antigua ciudad griega; en las playas de Himare, Ksamil y Vlore, - en esta última contamos con duchas y seguridad las 24 horas; en los manantiales termales de Benje y en el centro histórico de Gjirokaster, la otrora ciudad otomana.
Seguridad
Según el Índice de Paz Global 2020 – indicador que analiza la seguridad de casi todos los países del mundo – Albania ocupa el puesto 55 de entre 163 países, ubicándose por sobre Grecia, Francia y los Estados Unidos. Esta alta ubicación en la estadística da cuenta una criminalidad muy baja.
Pero fuera de ello, para nosotros fue sorprendente conocer la percepción de la gente con respecto a la seguridad de su país. “Deja tus cosas aquí, no pasa nada” o “aquí no roba nadie” fueron frases que escuchamos más de una vez. Mis amigos de hecho dejaron sus cosas en la playa dentro de la carpa varias veces sin ningún tipo de cuidado. En Albania, nunca nos sentimos intimidados o amenazados por nadie.
Lo mejor, su gente.
Pese a las enormes diferencias idiomáticas que nos separan de los albaneses, fue muy curioso constatar que este ha sido uno de los países en donde nos hemos sentido más cómodos. Su gente, curiosa y amable, casi siempre nos daba la bienvenida cuando llegábamos a alguna ciudad nueva. En más de una ocasión, tuvimos que rechazar invitaciones a tomar café por parte de desconocidos. Y es que parte de ese carácter se ha mantenido, en parte, gracias a la ausencia de ese turismo masivo e invasivo que contribuye a transformar y volver artificial la autenticidad que el viajero busca en sus aventuras.
Un ejemplo de amabilidad lo conforma Eduart y su familia. Lo conocimos gracias a Couchsurfing, aquella bendita aplicación que permite unir viajeros de diferentes partes del mundo. Eduart aceptó nuestra solicitud de inmediato y nos recibió por varios días en su hostel de Elbasan. Tuvimos el placer de aprender mucho sobre Albania gracias a los conocimientos de Eduart. Como interlocutores críticos y exigentes en temas de Historia – ambos somos profesionales del área – quedamos profundamente satisfechos con nuestras charlas al respecto, pudiendo dar fe de que lo que se hace en los tours de Evasion en materia histórico -cultural es de óptima calidad.
En suma, por su riquísimo patrimonio histórico, sus bellezas naturales y por sobre todo la buena vibra y autenticidad de su gente, Albania es, definitivamente, un lugar que todo viajero debe conocer.